Y 24 años después Susana Gimenez se subió a un escenario
para hacer una comedia a su medida. Federico Gonzalez del Pino y
Fernando Masllorens adaptaron a este tiempo “Piel de Judas” de
Barillet y Gredy y las situaciones y los diálogos fluyeron para
que la risa no decaiga nunca.Con ritmo, con una puntillosa dirección de
Arturo Puig que permite el lucimiento de cada bocadillo para
todos y cada uno de los actores, la acción transcurre en una mansión soñada en
la campiña francesa, creada por el talentoso Alberto Negrín,
iluminada con mano maestra por Mariano Demaría, en una puesta
en la que se ve y se aprecia que no se escatimó en ningún esfuerzo de
producción.Hay que sacarse el sombrero ante RBB (Gustavo Yankelevich
y Victor Martínez) por el nivel de este espectáculo donde desde la
pantalla de Led de la marquesina hasta las impecables reformas en la sala del
Lola Membrives (aplauso para los hermanos Spadone) todo está
puesto al servicio del regreso de una estrella nacional como
Susana a un escenario porteño.El público, fervoroso y fan
de la diva, disfrutó cada momento y se sintió parte de este “evento teatral” que
si Susana y la producción quisieran podría durar
años.Particularmente es ella la luz que brilla desde que aparece en lo alto
y hasta el saludo final. Susana está hecha para la comedia y lo
sabe, lo aprovecha y se gratifica en cada frase. Deliciosa. Y vestida como los
dioses. Y “flaquita”.A su lado, Antonio Grimau demuestra su
“savoir faire” para acompañar a una estrella y lo hace a todo lo alto. Ambos
arrancan aplausos a telón abierto.Mónica Antonópulos (la villana del
cuento), Alberto Fernández de Rosa, David Masajnik, Goly Turilli y Marcelo
Serré, están perfectos en sus personajes. Una “Piel de Judas” para
llevarse una sonrisa a casa. (by laubfal)
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