A mucha de la gente de la comunicación le cuesta digerir el éxito de Tinelli. El abucheo que recibió su programa al ser elegido como el de “mejor producción” es sintomático. Es raro lo que ocurre con el empresario conductor. Todo lo que de él se dice de bueno públicamente tiene su contrapeso cuando se habla en privado. No es sonso el miedo a su poder mediático y nadie quiere sacar los pies del plato. Hay más de una anécdota que habla de su compulsión a telefonear a dueños de medios, productoras o medios gráficos para pedir cabezas de gente que o bien escribió una nota que no le gustó, o tuvo la osadía de hacerle un juicio laboral o no fue todo lo aplicado que esperaba con el elogio (y siempre espera que el elogio sea mayor)."
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