Combate tenía la fórmula pero no la
garantía del efecto que podía causar en pantalla. Los cruces entre rojos
y verdes no sólo tuvieron una buena aceptación, sino que han llegado a
marcar un antes y un después, tanto para el canal como la evidencia de
las nuevas prácticas del público adolescente para ver televisión.El espacio teen que había dejado prácticamente vacante Cris Morena, fue años después ocupado por Combate
desde el lugar menos esperado: la tranquila pantalla de Canal 9. El
formato vino de tierras lejanas a establecerse en nuestro país, y sin
grandes aspiraciones se probó, se instaló y ya menos de dos años en
pantalla camina hacia su sexta generación ininterrumpida.Pero perdurar no es el único acierto de Combate.
Sorpresivamente, el antes y después del enfrentamiento de los equipos
generó tal devolución del público por medio de las redes sociales y
plataformas alternativas, que Canal 9 entendió que el programa podía
más. La conquista del mundo virtual le dio a Combate
la fuerza para seguir adelante, no sólo por su perseverancia en las
cuatro estaciones del año, sino también para hacer una nueva apuesta.Desde este lunes se suma a las ediciones diarias un nuevo programa, Fuera de Combate,
con el objetivo de llevar a la pantalla lo que su público buscaba,
hasta ahora, por fuera de ella. Los entrenamientos, los ganadores de los
juegos, los ex jugadores, los fines de semana, en un programa con un
conductor y a los participantes como protagonistas, dispuestos a sacarse
la camiseta para sumarse como panelistas. Combate parece haber llegado para quedarse, y mientras tanto, encontró la forma de extender el juego a un reality.
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