El 2015 demostró, en materia de géneros ofrecidos por las pantallas,
que el entretenimiento primó por sobre la ficción. Si bien las historias
denotaron un amplio interés por cambiar de formato, y pasar de grandes
telenovelas a cortos dramas, los buenos resultados cosechados por cada
uno de ellos no alcanzan a superar a aquellas propuestas que se animan a
sólo divertir.Con fórmulas previamente probadas, aceptadas y en casi todos los
casos, repetidas, los juegos y competencias convocaron las miradas de
todos aquellos que los mantienen en lo más alto. Showmatch, Elegidos, MasterChef junior, Tu cara me suena e incluso Boom!,
que en su segunda entrega logró ser lo más visto del día, son la prueba
del interés de la gente por el entretenimiento. Por su parte, la única
ficción que se atrevió a seguir el camino de la comedia romántica fue Esperanza mía y, hasta hoy, los números la ubican en el primer lugar. Es la historia más vista de la tele.Del lado de las miniseries se encuentran Signos, Historia de un clan, Milagros en campaña, Cromo y Variaciones Walsh
y, con la ambición de satisfacer la expectativa del espectador, las
narraciones aceptaron correrse del clásico culebrón para buscar
venganza, viajar en la historia, sumarse al año electoral o provocar con
un thriller lo que ayer se buscaba en escenas de sexo.Sin embargo, los números siguen ubicando a los juegos en el podio
dentro del horario central, lo que abre un nuevo interrogante respecto
al deseo del público. Esa figura inasible que, si bien acepta el cambio
que propuso la pantalla, parece no terminar de comprometerse lo
suficiente como para hacer ganar al suspenso por sobre la diversión.
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