A lo aportado por varios testigos, las huellas y las cosas robadas de la casa recuperada, ahora se les sumó la confesión de uno de los dos detenidos. Roberto tiene 27 años y trabajaba como vigilador privado. El domingo a la noche declaró ante la fiscal de La Matanza, Analía Córdoba, y el defensor oficial Sergio Javier Babino. “Estoy muy arrepentido. No pensé que se iba a morir”, dijo Roberto. Aunque luego agregó: “Me dio bronca que (Lanzavecchia) jugara conmigo”, según publica hoy el matutino Clarín.
En tanto, al otro detenido por el caso se lo conoce por su apodo: Freddy. Tiene 18 años y optó por negarse a declarar. Por el crimen hay un tercer imputado que, según la Policía, está identificado pero hasta anoche seguía prófugo. Roberto hizo un largo relato, pero según las fuentes consultadas hubo varios pasajes no muy coherentes. “Hay cosas que no coinciden con lo que arroja la investigación pero lo importante es que confesó que estuvo ahí y que Freddy tuvo una actitud pasiva durante toda la secuencia de los hechos. Y dijo que el más violento fue Juan (el que está prófugo)”, agregó el vocero. Según Roberto, el viernes a la tarde no fue el primer encuentro que tuvo con el decorador. Ya se habían visto varias veces antes, luego de que se conocieran en el lugar en el que trabajaba como vigilador. Lanzavecchia le propuso hacer una reunión y para eso le pidió que fuera con dos amigos. Y le prometió una suma de dinero. Roberto contó que recurrió a Freddy y a Juan. Los tres fueron a la casa del decorador en Lomas del Mirador, partido de La Matanza, y cuando llegaron, antes de empezar, quisieron cobrar el dinero. “Dame la plata antes que nada”, le dijo Roberto al decorador. Según contó, Lanzavecchia se mostró reticente y empezó a decirle "”o, pará, es de onda”. Roberto declaró que a Lanzavecchia lo tiraron a la pileta no para ahogarlo sino para que no pudiera seguirlos en su huida. Roberto, Juan y Freddy cargaron en el Volkswagen Bora de Lanzavecchia varios objetos del decorador: un DVD, una consola de juegos, una notebook, un microondas, una licuadora, cuatro bolsones con ropa y elementos de utilería que el decorador de Susana tenía para hacer disfraces, entre ellos, una peluca. Dejaron todo en la casa de Freddy, en la localidad de Mariano Acosta, partido de Merlo. Pero a los vecinos les llamó la atención que descargaran tantas cosas de un Bora y llamaron a la Policía. En tanto, Juan, el que está prófugo, se fue con el coche que abandonó y prendió fuego cerca de allí, en la localidad de Pontevedra.
Los dos imputados siguen detenidos en la DDI de La Matanza a la espera de que la jueza de Garantías, María Castillo, resuelva su situación procesal. Por ahora la carátula que pesa sobre ambos es “homicidio criminis causa” (cuando se mata para ocultar otro delito) que tiene una pena de reclusión perpetua
En tanto, al otro detenido por el caso se lo conoce por su apodo: Freddy. Tiene 18 años y optó por negarse a declarar. Por el crimen hay un tercer imputado que, según la Policía, está identificado pero hasta anoche seguía prófugo. Roberto hizo un largo relato, pero según las fuentes consultadas hubo varios pasajes no muy coherentes. “Hay cosas que no coinciden con lo que arroja la investigación pero lo importante es que confesó que estuvo ahí y que Freddy tuvo una actitud pasiva durante toda la secuencia de los hechos. Y dijo que el más violento fue Juan (el que está prófugo)”, agregó el vocero. Según Roberto, el viernes a la tarde no fue el primer encuentro que tuvo con el decorador. Ya se habían visto varias veces antes, luego de que se conocieran en el lugar en el que trabajaba como vigilador. Lanzavecchia le propuso hacer una reunión y para eso le pidió que fuera con dos amigos. Y le prometió una suma de dinero. Roberto contó que recurrió a Freddy y a Juan. Los tres fueron a la casa del decorador en Lomas del Mirador, partido de La Matanza, y cuando llegaron, antes de empezar, quisieron cobrar el dinero. “Dame la plata antes que nada”, le dijo Roberto al decorador. Según contó, Lanzavecchia se mostró reticente y empezó a decirle "”o, pará, es de onda”. Roberto declaró que a Lanzavecchia lo tiraron a la pileta no para ahogarlo sino para que no pudiera seguirlos en su huida. Roberto, Juan y Freddy cargaron en el Volkswagen Bora de Lanzavecchia varios objetos del decorador: un DVD, una consola de juegos, una notebook, un microondas, una licuadora, cuatro bolsones con ropa y elementos de utilería que el decorador de Susana tenía para hacer disfraces, entre ellos, una peluca. Dejaron todo en la casa de Freddy, en la localidad de Mariano Acosta, partido de Merlo. Pero a los vecinos les llamó la atención que descargaran tantas cosas de un Bora y llamaron a la Policía. En tanto, Juan, el que está prófugo, se fue con el coche que abandonó y prendió fuego cerca de allí, en la localidad de Pontevedra.
Los dos imputados siguen detenidos en la DDI de La Matanza a la espera de que la jueza de Garantías, María Castillo, resuelva su situación procesal. Por ahora la carátula que pesa sobre ambos es “homicidio criminis causa” (cuando se mata para ocultar otro delito) que tiene una pena de reclusión perpetua
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