Jacko estaba tan seguro que su vida corría peligro que le confesó sus temores a su pequeña hija, Paris, la única persona en la que sentía que podía confiar. El “Rey del Pop” estaba convencido de que sería asesinado y que lo forzaron a realizar los 50 recitales de Londres, a pesar de que no estaba apto para los mismos.
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