jueves, 15 de abril de 2010

Nubarrones amorosos

Había una vez un conductor de tevé, con pantalla por supuesto, exitoso, ¡por qué no!, que usaba ciertas redes sociales para manifestar sus desencantos amorosos. Como siempre sucede en estos casos, el despecho y la desidia afectiva genera odio y dolor. Pero en el mundo del espectáculo todo se sabe y poco se puede ocultar. Resulta que este prestigioso animador y productor se agarró flor de metejón con el carilindo del pronóstico del tiempo del nalca vecino. Se conocen, se vieron y se tratan, algo que complica la estadía en la emisora para la que trabaja del novato pronosticador. Sucede que se abrió puertas entregando sus encantos y para llegar a donde está tuvo que agachar la mirada y rendirse a los pies de un alto ejecutivo de la sección “Noticias”, hombre de elección sexual ambigua si los hay. El dilema de este amor pasa por la imposibilidad de blanquearlo y de salir del closet ya que, de hacerlo, el jovencito sale disparado pero en vez de rodar por Callao va a girar por San Juan.

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