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Cuestión de peso mediatizado
Cuestión de peso era un reality que ayudaba a adelgazar a las personas. Pero esta versión 2011 regresó con diferente conductora, más largo, en un horario más avanzado en la tarde y teñido de chisme. Hoy el programa destina tanto tiempo a los consejos del Dr. Cormillot como a las peleas y escándalos –propios o ajenos- del verano, para estar a la moda, digamos.Sin importar el canal o la hora, el común denominador de la pantalla es el contenido mediático. Peleas, excentricidades, discusiones y bochornos están a la orden del día; y el ciclo conducido por Claribel Medina no es la excepción, sino por el contrario, se unió a la moda mutando a una especie de magazine donde las dietas de “los gordos” se mezclan con móviles desde los centros turísticos y peleas de todo tipo.Para llenar las casi dos horas de aire diarias, Cuestión de peso va de un lado a otro sin parar: de felicitar a un participante por bajar unos gramos, pasan a recibir a algún invitado que no tiene siquiera un rollito y terminan presentando a Silvina Escudero, una especialista en bochornos, en el móvil desde Carlos Paz. Todo sin siquiera una tanda.Y por si fuera poco, en Cuestión de peso 2011 guardan un lugar para las “peleas internas”, porque esta nueva generación de “gorditos” sabe que para durar en la tele hay que hablar a los gritos e ir de trifulca en trifulca para llamar la atención.Lejos quedó aquel viejo Cuestión de peso que impulsó la Ley de Obesidad y abrazó el Congreso. Ahora va de la mano a la tendencia general y no desentona ni se diferencia de otros magazine y programas de espectáculos, que poco y nada tenían en común hace unos años atrás.
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