“Tenés 60 segundos para cumplir con la prueba. ¿Estás listo o querés saludar a alguien antes?”, Marley prepara a un participante de Minuto para ganar. El conductor sonríe y le transmite tranquilidad al participante ansioso que está a punto de jugar. Él es el contenedor y el comediante del ciclo, por eso también el protagonista. Marley asume algo más que la conducción del programa. Su función como presentador es una condición necesaria para que todo no sea una regresiva constante de 60 segunos y una excusa para que despliegue todo su histrionismo y “haga su gracia” en la pantalla de Telefe. Sin Marley el programa de juegos sería otro. El formato puede repetirse en diferentes lugares del mundo, pero cada uno tiene un estilo particular. En Argentina, la marca local se transforma en un baile improvisado, un chiste malísimo o los torpes intentos de Marley por cumplir alguna de las pruebas. Esta “performance” rompe la estructura de Minuto para ganar, un programa que se repite casi igual semana tras semana. La fórmula se basa en la adrenalina: de mostrar si al participante le alcanzarán o no los 60 segundos. Sin los momentos de distensión aportados por Marley, Minuto para ganar sería una constante reproducción de juegos apurados. Mucho más que un presentador, Marley lleva un importante rol de comediante que otorga un valor agregado y una firma personal al programa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario