miércoles, 25 de noviembre de 2009

Habló la mamá del donante de Sandro

La revista Caras publicó un artículo referido al donante de los órganos que le salvaron la vida al cantante popular Sandro, internado en el hospital Italiano de Mendoza. Si bien no está permitido revelar la identidad del donante, lo revelador está en las circunstancias que llevaron a que una muerte se convirtiera en una vida que continúa, en Mendoza.
Algunos párrafos del artículo son los siguientes:
“Lo cierto es que el joven convivía con un enemigo silencioso llamado esquizofrenia. Como en la mayoría de los casos de las personas que padecen este cuadro psiquiátrico, la enfermedad se manifiesta en la adolescencia. Se trata de un grupo de trastornos mentales crónicos que afectan alrededor del 1% de las personas y producen alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad y, en consecuencia, dificultades para mantener conductas motivadas y una casi inevitable disfunción social. Quienes lo conocieron aseguran que era una persona reservada, con dificultades para integrarse grupalmente. En el último tiempo, no salía demasiado del departamento donde vivía con su madre y su hermano menor Su compañero más estrecho era un Labrador dorado, que paseaba a diario, casi siempre por la noche. No era la primera vez que intentaba poner fin a su vida. Sin embargo, la sorpresa y el dolor arrasaron a sus familiares y amigos y, en especial, a su madre, quien compartió con él el ostracismo final En un testimonio exclusivo, habla del consuelo de una tragedia que se convirtió en un milagro popular”. “El jueves 19, cuando un joven de 22 años ingresó en la guardia del hospital Italiano de Almagro con una herida de bala en la cabeza, los médicos intentaron reanimarlo, aunque sin esperanzas frente a la gravedad del cuadro, le declararon muerte cerebral. A 30 cuadras de ese lugar, en el Instituto del Diagnóstico de Barrio Norte, el tiempo se agotaba para Sandro (64), quien esperaba desde hacía ocho meses un doble trasplante de corazón y pulmones, y estaba primero en la lista de emergencia del INCUCAI. La vida y la muerte se enfrentaban. Era el comienzo del milagro”. “Nunca imaginó que la decisión de quitarse la vida, lo terminaría convirtiendo en héroe y salvador del ídolo”. “No había otro donante mejor para Sandro”, sentenció el doctor Sergio Perrone, uno de los encargados de trasplantar al ídolo, en el hospital Italiano de Mendoza. Era delgado, de contextura mediana y gozaba de buena salud física. Tenía apenas 22 años, y una vida por delante. Hijo de un cardiólogo y una profesora de francés, había tenido dificultades para encontrar su vocación. Realizó un curso de programador WEB, aunque al cabo de un tiempo se desanimó. Detrás de una antigua pasión, quería estudiar algo relacionado con el campo, y hasta meditó inscribirse en la Facultad de Agronomía para especializarse en “cultivos orgánicos

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