Estoy contenta porque veo que hay más propuestas de ficción que el año pasado y en su mayoría funcionan bien. Lo que me llama la atención es que se hayan puesto dos novelas extranjeras en horarios centrales (El patrón del mal y Avenida Brasil), lugares que han sido históricamente reservados a contenidos locales. Eso me parece muy negativo
para las posibilidades que tiene un producto argentino. Que se lo ponga
a competir con programas del nivel de producción y presupuestos como
los de, por ejemplo, TV Globo, me resulta un poco desleal.La noche siempre fue de nuestras producciones, y en esa franja horaria se hacían las ficciones más fuertes. Las latas son muy baratas y tengo entendido que, hasta el momento, no pagan algunos impuestos. Entonces, termina siendo más conveniente comprar afuera que producir acá,
donde hay muchas cargas por leyes y cuestiones sindicales. Todo eso
está perfecto pero, a la hora de hacer la comparación, se dificulta que
los empresarios elijan producir por 40 mil dólares el capítulo, cuando
pueden comprar una lata por 3 mil dólares.A partir de la sanción de la Ley de Medios, no es díficil ver que los
canales cumplen con el porcentaje de programación producida en el país
que deben emitir. Pero que eso no se traslada a la ficción local. Hoy,
la obligación de tener el 70% de productos argentinos habilita a generar programas de entretenimientos
hechos en casa y permite que las ficciones puedan ser cubiertas por
latas extranjeras (siendo la ficción el tipo de programa que más trabajo
genera en la industria). No podemos comparar un programa de chimentos, que se hace con veinte personas, a una ficción, que emplea a 150. Es muy preocupante que se amparen en una ley, que en su ejecución termina siendo contraproducente.No pasa lo mismo en el exterior con las ficciones argentinas. En la actualidad, es muy poca la ficción argentina que se está vendiendo al exterior. Hace cinco años, estábamos cuartos en comercialización de contenidos. Hoy eso no existe, y tiene que ver con que lo que se produce no tiene la calidad suficiente para entrar en el mercado internacional.
Nos falta esa novela: la que trasciende fronteras. Y lo que cruza
culturas no es sólo lo absolutamente universal, pero al mismo tiempo lo
es.Cuando vos contás algo como lo que sucedía en Montecristo, tocás una temática universal con identidad argentina. Esa es la fórmula de un programa vendible al exterior.Están faltando tramas interesantes, algo que fue el
gran acierto de Avenida Brasil. Que además de gustarte los personajes,
situaciones u ocurrencias que puedan tener, haya una historia para
seguir. Guapas me gusta, fue tomando forma y tiene personajes y diálogos
interesantes. Está muy buena la propuesta. Lo mismo sucede con Señores
papis pero en definitiva son ficciones de situación,
sin trama. La que a lo mejor consigue eso es Camino al amor, que por ser
una telenovela tiene el rumbo más claro. El resto de las ficciones son
mezclas de unitarios con tiras.Se han perdido algunos códigos y el público se va adaptando. Un buen
ejemplo es lo que pasó noches atrás en ShowMatch. Todo el programa fue
una bailarina recibiendo a su novio que venía del exterior, mientras los
jurados observaban un diálogo de una hora y media con cara de póquer.
Muy astutamente, Tinelli hizo de eso una especie de “ficción”. La chica
esperando a que su amor volviera. Fue una telenovela narrada. Nunca se
bailó. El suceso dejó en evidencia que nadie mira ese programa por el
concurso de danza. En definitiva, contra eso no se puede hacer nada. Más si lo que hay enfrente es un programa que está hecho en otro país.En Argentina se juega mucho “a la timba“, a ver si
sale bien o no. “Con estos cuatro galanes o con este tema no nos puede
ir mal”, pareciera que dicen. Y es mucho más lo que hay que pensar a la
hora de crear un éxito. La fórmula del éxito no la tiene nadie, aunque
saber lo que va a pasar en una historia no es lo mismo que no tener
elementos y tirarse a la pileta (a veces porque te
lanzan) viendo sobre la marcha cómo se llega a la otra orilla. Todos
podemos equivocarnos, pero en la generalidad lo que está faltando es planificación y el trabajo previo que necesita cualquier historia.
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