"A veces los medios se convierten en un fin. Y si bien es cierto que
la prensa no sólo informa sino también genera debates, títulos y alguna que otra
bronca, para ello utiliza historias personales, tanto como algunas figuras hacen
uso de un medio de comunicación para lograr ciertos objetivos.El caso de Jimena Barón y Daniel Osvaldo explotó públicamente justo en un
contexto de alta sensibilidad sobre la violencia de género y a pocos días de la
marcha #Niunamenos que se realiza esta tarde.Lo que parecía una separación farandulera más se convirtió en el escándalo de
la semana y trascendió los programas de chimentos para instalarse como tema de
noticieros y programas varios.La asociación de esta ruptura de una pareja con el maltrato conyugal
surgió, de manera implícita, de la propia actriz, que publicó en Twitter fotos y
mensajes irónicos. Durante buena parte del lunes todos dimos por sentado que el
futbolista -con antecedentes de padre abandónico y mala relación con sus ex
habría agredido a Barón, que sólo se manifestaba a través de su abogado.El hombre se apuró a avisar que su representada denunciaría por
violencia de género al padre de su hijo y el jugador de Boca se ganó la etiqueta
de violento. Pero por la noche Jimena explicó que no pensaba
denunciarlo, que nunca habló de golpes pero que sí se siente acosada por él, ya
que la trata de “prostituta” y no deja que ella rehaga su vida.Aunque no cabe duda de que ese vínculo no es sano, por momentos las
declaraciones de la joven sonaron a especulación, a advertencia. Todos nos
quedamos con esa duda. ¿Hubo maltrato o se trata sólo de la ira de una pareja
que se quiebra con el condimento de ser famosos y ver invadida constantemente su
vida privada? ¿Por qué Jimena se burlaba de la anterior esposa de
Osvaldo que lo acusaba de lo mismo que ella ahora aduce padecer de ese hombre?
La famosa “solidaridad femenina” brillaba por su ausencia entonces, y ahora los
medios no sabemos muy bien dónde pararnos respecto de este tema para no ser
incorrectos, no condenar ni causar impresiones erróneas.Quizá la próxima vez que un famoso decida difundir su vida privada
debería pensar dos veces la claridad del mensaje, porque las interpretaciones
posibles son demasiadas y hay lugares de los que no se vuelve."
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