El actor de la saga “Fast and Furious” Paul Walker no falleció en el acto tras el accidente de tráfico que sufrió el pasado sábado, sino como consecuencia de “traumatismos y quemaduras”, según el informe de la autopsia publicado por la Oficina del Forense del condado de Los Ángeles. Walker, de 40 años, circulaba en un Porsche Carrera GT rojo conducido por su amigo Roger Rodas, un empresario y piloto de carreras oriundo de Santa Ana (El Salvador), quien murió en el acto. El automóvil, que iba a gran velocidad, se incendió tras chocar
contra un poste del alumbrado público y un árbol en la comunidad de
Valencia, situada en la ciudad de Santa Clarita, a unos 30 minutos al
norte de Hollywood. La investigación sobre las causas del suceso aún continúa y, según
algunos medios locales, las autoridades barajan que el automóvil se
estrellara en el curso de una carrera con otro vehículo. El deceso de Walker obligó al estudio Universal a suspender
indefinidamente la producción de la séptima entrega de esta franquicia,
según confirmó The Hollywood Reporter. La película tenía como fecha prevista para su estreno el 11 de julio del año próximo y el rodaje aún no había concluido. Walker interpretaba a uno de los personajes principales de estos taquilleros filmes, Brian O’Conner. Estaba previsto que en enero el reparto de la cinta viajara a Abu Dhabi para rodar escenas adicionales.
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