Después de muchos años Natalia Oreiro dejó su famosa casa del pasaje palermitano Santa Rosa para mudarse a un country en zona norte con su marido, Ricardo Mollo y su hijo Ata.La actriz y cantante hizo la mudanza en etapas y se sabe que le costó desprenderse de la señorial casona que fuera de Julia Von Grolman
y donde tenía su propio estudio de grabación. Quienes más extrañarán
esa mansión serán sus fans de Rusia y países de Europa del Este quienes
venían especialmente a verla a la puerta de su casa, famosa entre sus
seguidores.La casa, de más de un siglo de antigüedad, es de 650 metros cuadrados en
dos plantas y un entrepiso, jardín, pileta, pisos de madera y techos de
hasta siete metros de altura.Seguramente algo contará (si se lo pregunta) Susana Gimenez el domingo que viene, porque Natalia Oreiro irá al piso para cantar y hablar sobre el lanzamiento de su filme “Gilda, no me arrepiento de este amor”.
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