El primero es de una mujer que está recientemente separada, que vive en
un departamento en Buenos Aires, pero cada tanto se escapa a la casa que tiene
en un barrio privado, al que va muy poco porque le trae recuerdos de sus ex. En
el lugar suele cortarse la luz muy seguido, y por eso en su casa tiene un
grupo electrógeno que se enciende automáticamente, haciendo mucho ruido y
molestando a los vecinos que también se indignan con el olor a nafta que
sale del aparato. Por eso la llaman y le reprochan para que vaya a apagar el
equipo cada vez que se enciente solo.
El segundo enigmático de la noche
cuenta del amor que nació en un canal de televisión por cable. Son
dos periodistas y los rumores de pasillo indican que están en pareja. A
ninguno de los dos se les conoce alguna relación reciente y aparentemente están
viviendo un intenso romance.
El tercero y último enigmático se trata de un periodista que invitó a otra periodista a su casa, quien se ilusionó con una cita romántica. Él le propuso cenar juntos y ella hizo dieta todo el día para la velada, se depiló y fue a la peluquería. Cuando llegó a la casa de él, la esperaba en pantuflas y de comida no había ni de delivery. Finalmente, el periodista le pidió que le hiciera una sopita instantánea, se sentaron a ver televisión y, de remate, le dijo: "¿No me hacés unos masajitos en los pies?". Ella se encontró en mitad de la noche muerta de hambre, tomando sopa de verduras, haciendo masajes en los dedos del periodista y el pescado sin vender.
El tercero y último enigmático se trata de un periodista que invitó a otra periodista a su casa, quien se ilusionó con una cita romántica. Él le propuso cenar juntos y ella hizo dieta todo el día para la velada, se depiló y fue a la peluquería. Cuando llegó a la casa de él, la esperaba en pantuflas y de comida no había ni de delivery. Finalmente, el periodista le pidió que le hiciera una sopita instantánea, se sentaron a ver televisión y, de remate, le dijo: "¿No me hacés unos masajitos en los pies?". Ella se encontró en mitad de la noche muerta de hambre, tomando sopa de verduras, haciendo masajes en los dedos del periodista y el pescado sin vender.
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