La Televisión Pública Argentina tuvo su segunda chance frente al
relanzamiento 2017 y eligió el 3 de abril para poner a prueba parte de
su nueva programación.Si bien los números que garantizan el éxito en la pantalla chica no
ocupan la preocupación de la señal estatal, la idea de no aggiornarse
por la obligación de ofrecer ciclos culturales y educativos podría
entenderse como un claro desánimo para el televidente.Nuestras crónicas , Clásico Nacional, Todo tiene un porqué, Qué piensan los que no piensan como yo, Vas a viajar en mi sidecar, Encuentro en la cúpula y Motivados por la historia son
las nuevas fórmulas que encontró la señal para enfrentar la necesidad
de producir asumiendo el desafío de aumentar la audiencia.Lo cierto es que las temáticas e ideas que surgen de cada uno de
ellos son positivas culturalmente y podrían rendir, en materia de
rating. Pero, en tiempos de convergencia, atrapar al espectador con
propuestas que generen ritmo – ya sea visual, invitados o contenido –
significaría mucho más que la obligación de producir programas que sumen
a la grilla.Un claro ejemplo de que se puede es Cocineros argentinos.
El formato cumple con la obligación de recorrer el país y entrega
nuevos segmentos relacionados con la cultura pero el foco está puesto en
las recetas que, sin lugar a dudas, son bien argentinas.La Televisión Pública se renueva por segunda vez desde la nueva
gestión y sin lugar a dudas existen las buenas intenciones de ser una
pantalla elegida por el público. El camino será largo, pero el cambio
también podría entenderse como necesario.
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