Se fue. Rápido, nos pareció. Si lo vimos hace poco…en los Martín Fierro. Respaldado por su hermana. Ovacionado por todos sus colegas y amigos, sonriente, agradecido. Fue la compañía, la imagen de radio, el estudio país, la música, el micrófono, la voz. Se fue Badía.Dejó tanto…. En un día húmedo, denso, pesado, incómodo. En una noche lluviosa. En un invierno extraño. Juan Alberto Badía, el de la oratoria perfecta, el mejor amigo de los músicos, el fanático de Los Beatles dejó este mundo y la televisión lo lloró.Badía dejó este mundo, el de las luces, el aire de radio y la televisión; el de las casas, sus televidentes fieles y sus oyentes cautivos.Tal vez consciente, quizás inconsciente, hoy, ahora, a la distancia podemos ver cómo él mismo se puso al hombro la tarea de prepararnos para su partida. Se dejó querer en el último tiempo, se dejó homenajear, se dejó mimar, se dedicó a contar lo que vivía y a decir a viva voz cuántas ganas tenía de seguir estando.No pudo ser, una vez más no pudo ser. En lo que viene, se hablará mucho de él; se dirá que fue un ejemplo, un trabajador como los que ya no hay, un amante de la palabra, un animador excepcional.La tele acuñará su foto por días, su familia y sus amigos lo recordarán y llorarán en los espacios que él más amaba, el público hará su propio duelo y todos perderemos a un grande.Silencio de radio proponemos para él que lo dijo todo. Ya no hay más, se fue Badía. Let it be.
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