La revista Caras mostró las primeras imágenes de María Valenzuela junto a su hija, Malena, quien la acompaña en su terapia de recuperación. Hace casi dos meses fue internada en un Centro de Salud Mental.Luego de que en agosto falleciera Gaspar, su mejor amigo, María Valenzuela ingresó
en una profunda depresión, dejó de comer por 10 días, y llegó a pesar
39 kilos. En ese contexto, la actriz decidió internarse.“Tiene una fuerza que la hace resurgir de las cenizas en cada
problema que enfrenta en su vida”, asegura uno de sus incondicionales
amigos al semanario.Puntualmente, a las 8 de la mañana María se levanta y, obligadamente,
se tiene que vestir para subir a desayunar al comedor de la clínica
junto al resto de los pacientes allí internados. Al terminar su café con
tostadas o dulces, puede salir al patio a fumar su primer cigarrillo
del día. Luego debe cumplir con la rutina de clases, charlas y
ejercicios. Más tarde pinta, hace mandalas, conversa con sus compañeros y hasta tiene su tiempo de juegos, como el Burako.Todos los días tienen su horario de visitas autorizadas (sus hijos
con sus parejas y un amigo, el productor Fabrizio Zabala) y una hora
para salir a caminar y hasta tomar un café en un barcito de los
alrededores.“Ahora se está alimentando bien y eso le permitió recuperar un poco de peso.
Porque en un momento daba miedo verla; era un cadáver. Incluso en una
de sus salidas se animó a ir a Llongueras para arreglarse un poco el
cabello y estaba feliz…”, confiesan en su entorno.Luego de cada almuerzo, en la clínica la invitan a relajarse en una
corta siesta que antecede una nueva charla y reunión con el psicólogo
que le realiza una evaluación diaria. La actriz no puede recibir llamadas telefónicas ni tiene un celular.“Cuando llegó era como una nena a quien hay que tratarle todos los miedos y ayudarla a superar esos temores. Hoy ya se ve una positiva evolución.
Fundamentalmente aumentó su peso, toma su medicamento y, hasta se está
evaluando la posibilidad de ver si puede salir un fin de semana para que
lo pase en la casa de alguno de sus hijos… De continuar así con el
tratamiento, podría recibir el alta para mediados de noviembre y ya
arrancar a trabajar. Porque, paradójicamente, ya tiene varias propuestas
teatrales, como la obra “Acorraladas”. Y necesita volver al trabajo, no
sólo por una cuestión mental sino también por un tema económico. Si un
actor no trabaja se frustra y se deprime”, concluye su amigo.
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