viernes, 21 de agosto de 2015

Al límite

América sabía que la apuesta de Gran Hermano en su pantalla cambiaría su historia. El canal asumió el riesgo de un programa que nació y creció dentro de Telefe sabiendo que el reality de mayor repercusión mundial exige funcionalidad a cualquier precio, y hacia allí se dirigió GH2015 desde su estreno. En esta edición, el reality marcó la mayor cantidad de records dentro y fuera del reglamento, pero no para bien. Tuvo al primer expulsado en la historia del formato en nuestro país, los participantes superaron las dos sanciones semanales por romper las reglas del juego, en tres meses y medio lograron superar tan solo dos desafíos propuestos por la producción para aumentar el presupuesto semanal, el sexo tuvo lugar desde el segundo día de la competencia, uno de los participantes decidió abandonar el juego en vivo, y encontró a un conductor enfurecido por la falta de respeto de los concursantes, entre sí y hacia la producción del programa.Lejos del juego quedó el foco en la convivencia. Las miradas cómplices a cámara se transformaron en un sinfin de reproches y amenazas para con los responsables del ciclo. Tres abandonos, seis ingresos, una expulsión y ocho eliminados modificaron el formato, que pretendía continuar con el mismo objetivo, dentro de las reglas.Sin embargo, la apuesta 2015 de Gran hermano se le fue de las manos a la producción, y los participantes pasaron de ser los “hermanitos” a sus peores enemigos, capaces de arruinar una emisión en vivo, transgredir las reglas, estar al borde de la violencia y hasta romper el aislamiento.Lo cierto es que el reality más famoso volvió a tener sucursal en Argentina y sin pretenderlo cambió su género. Lo que prometía ser un programa para entretener y con pautas claras que respetar, pasó a ser una especie de “sálvese quién pueda” dónde el límite ya no lo determina el reglamento.

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