Hoy a las 21:30 Mariano Mores festeja sus 91 años junto al Tango en un concierto único organizado por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, que se realizará en el Anfiteatro del Lago de La Plata. Las entradas se encuentran a la venta en la Sala Discépolo, ubicada en calle 12 entre 62 y 63 de la capital provincial, y tienen un valor de 30 pesos. El compositor, como de costumbre, estará secundado por su hija Silvia, su nieto Gabriel, un joven que aprendió a amar el tango desde chico, y su sobrino Ariel, hijo de un hermano. “Además de cantar, mi hija me ayuda en los conceptos creativos para poder seguir acrecentando este espectáculo y así alimentar al pueblo. Silvia tiene, además, mucha ternura como cantante, que aprendió de sus padres, de vernos cantar toda la vida. Mis hijos nacieron con esa vocación maravillosa y hoy tengo el halago de su colaboración”, explica el artista, famoso por llevar su música a sitios tan remotos como extraños para los ritmos ciudadanos, tal el caso de Japón y Rusia.Es una mezcla de sensaciones la que tiene el abuelo al ver sobre el escenario la figura de Gabriel, hijo del desaparecido Nito Mores y de rasgos físicos similares a su padre. “Su presencia nos golpea a todos”, afirma el creador de Taquito Militar. Gabriel interpreta un vals que comenzó a escribir su padre Nito y que terminara él como homenaje a su padre.También se ha incorporado en este espectáculo Ariel Mores, sobrino de Mariano e hijo de su hermano Chilo. Tres parejas de baile recrean Tanguera, La Cumparsita, La Tablada y muchas otras canciones que son aplaudidos fervorosamente por el público.A las voces antes dichas se le suma la de Daniel Cortés, cantor que acompaña a Mariano Mores desde hace más de 20 años. En fin una suma de elementos tales como la orquesta de seis maestros únicos en su género que hacen de éste, un espectáculo que conmueve.En este nuevo show, Mores realiza un merecido homenaje a Carlos Gardel, emblemático caballero del tango y figura que conoció a su regreso de Europa, cuando vivía sus años de juventud. “Me enamoré del tipo, de su elegancia, de su canto, de ese dejo porteño de cantor que me hizo sentir el dolor y la esperanza”, recuerda Mores.
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