Hubo un día donde el principal conductor y productor de nuestro país prometió un ciclo emotivo con un especial énfasis en la inclusión de personas con capacidades diferentes. No fue hace mucho, tan sólo en mayo de este año.Sin embargo, en los programas de televisión: el rumbo se demuestra "andando".Y de a poco, las reglas generales no tuvieron pudor con lastimar a personas con mayor vulnerabilidad y menores recursos a la hora de enfrentar la batalla retórica de la confrontación sin sentido.A la pequeña Ayelén Barreiro (cuyo sueño inicial eran 21 conjuntos de jogging deportivo para su equipo) la dejaron colgada en le bioesfera mientras Carmen Barbieri protagonizó 15 minutos de pelea, pese a que su madre había dicho que padecía de vértigo. Y justo antes de los bailes más sensuales, la despacharon para no atravesar otra polémica sobre si era o no políticamente correcta esa coreografía para Ayelen.Igual suerte corrió Reynaldo Ojeda, que con una impronta distinta jugó a pelearse con su bailarina, Valeria Archimó y luego lloró recordando a su hija que se encuentra en Colombia. Un jurado le dijo enojado que nunca iba a ser "Barishnicov". Más tarde, Vero Perdomo atravesó la duda de la producción y de Marcela Coronel sobre la intensidad y secuelas de su ACV, lloró en cámara y dejó a todo el sistema de producción en falsa escuadra. Anoche, luego de un tiempo de reflexión y una internación antes de bailar días atrás, dejó el certamen vencida por un chico de pocas palabras: Alex Caniggia.Tiempo atrás dijo Pettinato sobre la inclusión de "Bailando por un sueño": “No me gusta la utilización de discapacitados para el show”, “No hay ningún mensaje de esperanza, no hay nada, los usan para el show”, agregó.“Lo que tienen que hacer es no prometerle a la gente todo ese tipo de cosas fantásticas como que vas a ese programa y te va a pasar algo maravilloso en la vida, porque creo que eso es usar a la gente. Lo más terrible es que todos le lloran alrededor y le dicen: ‘Ay sos un ángel, sos divino’. ¡No!, es un rengo nada más”, sentenció.Con su polémico estilo de decir, el conductor de "Que parezca un accidente" ponía énfasis en la pontificación inicial de lo distinto y luego el bastardeo habitual del formato.
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