En octubre de este año, Ricardo Fort volvió a Miami, donde se dio el lujo de cantar en el Bar Open Stage
de Coral Gables, mientras consultaba a una doctora “especialista en
dolor” de apellido Pizarra, quien tendría en su cuerpo médico un
asistente llamado Alberto Da Silva.Acá la historia se puso densa: desde el balneario estadounidense aseguraron a Crónica que Fort se había enamorado perdidamente de este supuesto enfermero.Perdido de amor, el empresario no habría notado que le habían
cambiado sus medicamentos por oxicodona (un analgésico opioide muy
potente y potencialmente adictivo) en tres tomas diarias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario