El jueves pasado, un día antes de que sus hijas, las infantas Leonor y
Sofía, iniciaran las vacaciones escolares y se dispusieran a pasar diez
días en familia, los Príncipes quisieron aprovechar para disfrutar a
solas el plan que más les gusta compartir. Fueron al cine donde pudieron
ver una película y luego a cenar a un restó del barrio en el barrio
madrileño de Moncloa.Eligieron Rosales 20, un bar restaurante de toda la vida que
frecuenta gente del barrio. Ambiente agradable con buena música y copas
bien servidas por la noche. Además se puede elegir entre una carta
sencilla a mediodía y también por la noche, porque la cocina cierra
tarde. Una de las especialidades es el brownie, que se puede acompañar
de helado de vainilla. Ese fue el postre que eligió la princesa. Pero
antes Felipe y Letizia compartieron queso y sushi.Los clientes que estuvieron en el local con el heredero y su mujer
contaron que no se dieron cuenta de la presencia de los príncipes hasta
que Letizia elevó el tono de voz. No hubo discusión aparente, pero sí
monólogo alterado por parte de ella mientras que el príncipe se limitaba
a asentir. Una vez que terminaron la cena, a las dos de la mañana,
Felipe pago, dejó cinco euros de propina y se marcharon a su palacio,
distantes.
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