Erase una vez una telecomedia blanca que fue subiendo de tono a pedido del público. Y así pasa con “Esperanza mía”, donde seguramente ni los autores ni los productores pensaron que los encuentros entre Lali Espósito y Mariano Martínez para sus personajes de Esperanza y el Padre Tomás, alcanzarían tanta calentura.Se sabe que la tele es multitarget, y mientras las chiquitas aman a la novicia y se compran su cofia para cantar hasta en las fiestas del jardín de infantes, las adolescentes y las mamás necesitan otros alicientes al ver a la pareja protagónica.Así llegaron los besos, la cama compartida sólo para dormir y ahora el sueño erótico del cura en la ducha que no se apagaba ni con el agua fría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario