La aparición de figuras de renombre con el propósito de que funcionen
como disparadores de una trama ficcional, es un denominador común que
se ha repetido en las novelas argentinas desde hace tiempo. Alfredo
Alcón, Lalo Mir y actualmente Norma Aleandro forman parte de una fórmula
que comprobó ser efectiva.Los primeros episodios de una ficción suelen ser los que funcionan como
‘anzuelo’ para atraer al televidente, y demostrado está que ninguna tira
escatima en recursos para demostrar grandeza durante las primeras
entregas. Si de puntapiés iniciales se trata, Herederos de una venganza, Viudas e hijos del rock & roll y Los ricos no piden permiso,
mostraron que la participación especial de una personalidad de renombre
es una técnica acertada que posteriormente podrá dar sus frutos durante
el desarrollo de la ficción.El Gran Mestre en Herederos, pasando por el mítico Roby Bettini en Viudas, hasta llegar a la excéntrica Angélica de Los ricos no piden permiso,
todos han dejado una marca indeleble en la historia de cada tira en
particular. Su muerte o alejamiento funciona como detonante para el que
se desencadenen las líneas narrativas, y también deja disponible la
utilización de los conocidos y clásicos flashbacks, en donde estos
personajes podrán develar secretos o abrir nuevos interrogantes.El destino de una logia milenaria, el futuro de una radio o la
aparición de un testamento desconocido. Hechos que marcan a fuego el
primer –o los primeros- capítulos de un producto, y que necesitan de
dichas primeras figuras para que permanezcan en el recuerdo.
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