Llegó pasadas las diez de la noche en su auto importado y con anteojos oscuros y estacionó dentro del Congreso, para subir luego al primer piso donde está instalada la Capilla Ardiente en el Salón de los Pasos Perdidos.Susana Gimenez cumplió lo que prometió y se alquiló un avión privado para estar en el velatorio de su amigo, Roberto Sànchez, Sandro. “Siempre voy a ser su fan”, dijo Susana.
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