jueves, 4 de febrero de 2016

Unión perfecta

Telefe reunió a dos generaciones distintas dentro del elenco de La Leona, pero tanto el padre como el hijo de la familia Miller conjugan experiencia, excelencia y vocación. Representados por Miguel Ángel Solá y Peter Lanzani, la codicia, el poder, el bien, el mal, el sexo y el abandono están dentro de cada escena en la que el odio se lleva el protagonismo y se expresa en las miradas de ambos. En la piel de Klaus Miller, Miguel Ángel Solá representa al villano más temeroso de las ficciones nacionales que hoy muestra la pantalla argentina. El dueño de la fábrica textil Liberman está dispuesto a todo para mantener su poder, mientras afronta en silencio una enfermedad terminal. Pero detrás de las características generales del personaje, se encuentra el dinero como la razón fundamental del conflictocon su familia, su desamor para con sus hijos y las reincidentes infidelidades con su mujer. Peter Lanzani es Brian Miller, su hijo menor, el más ignorado, capaz de encontrar consuelo en el pozo más profundo en el que se encuentra al caer, de manera insistente, en la droga.El joven que nació en las sagas de Cris Morena pronto se transformó en un actor esperado por la pantalla grande y chica, sumadas a los escenarios teatrales. En ellos no hubo más lugar para el amor ni el carisma adolescentes. Peter Lanzani se luce en La Leona desde el drama, así como antes lo hizo en La dueña, pasando por las confusas intenciones que mostró con su personaje en Señores Papis.Miguel Ángel Solá ha recorrido un sinfín de historias en tv que datan desde 1971 y llegan a sus últimos años en pantalla, de la mano de la TV Pública, en ¿Quién mató a Bebe Uriarte?, hasta sus últimas participaciones especiales en Telefe, en algunos episodios de Historias de corazón.Pero en La Leona, ambos construyen una rivalidad que se transmite en pantalla como algo más que diferencias entre padre e hijo. La creación de los personajes junto a la capacidad de los actores encuentran el modo de transmitir su odio desde escenas que ocupen casi el bloque por completo, lleno de palabras desgraciadas rozando la agresión física desde la ira, o en tan solo pocos segundos donde solo es partícipe el silencio.

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