Dejó de ser el hijo malquerido de la televisión, el jamás premiado, el siempre atacado por amarillo, malo y feo. Intrusos o Infama
tienen competencia directa de los menos pensados y por todos lados. Los
que hasta ayer los menospreciaban, hoy copian su fórmula del impacto.
Hacer chimentos se ha vuelto el camino fácil.El chimento, el de Rial, el de Canosa, el de Ventura, Lucho Avilés y
la tía Valentina, murió como lo conocíamos. Porque en la actualidad es
parte de los noticieros, se debate en los magazines, se produce en los
realitys y hasta llega a los programas políticos. Hoy TODOS los
programas en vivo de la televisión abierta incluyen en mayor o menor
medida el chimento.El último ejemplo, Nosotros al mediodía, el
recién estrenado magazine de Fabián Doman. A menos de tres semanas de
su estreno cayó en las polémicas de turno y entre la indefinición con la
que fue planteado y la salida de Karina Jelinek, busca su destino con
peleas entre Fernanda Iglesias, su columnista de espectáculos,con Jorge
Rial o Mónica Farro.El diario de Mariana ya lo había hecho el año anterior. Muy pronto se abandonó la idea de darle a Fabbiani su propio Hola, Susana
con invitados freak, juegos en el piso e invitados para enmarcar su
perfil blanco. La inclusión de Ángel De Brito y salida de Humberto
Tortonese fue el tiro de largada para la carrera "chimenteril" de El diario…, que en El Trece sonó a deja vú. Dale la tarde!,
el programa de Ideas del sur al que le tocó reemplazar tras su
levantamiento, había seguido los mismos pasos y mutó de magazine con
Florencia Peña a intento de programa de espectáculos con Mariano Iúdica.El chisme se ha vuelto, para ellos y para otros ciclos que anhelaban
otro destino, en la pasta base o "paco"de la producción televisiva: un
alarido desesperado del vive poco y rápido de los programas.
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