domingo, 31 de agosto de 2014

El reality novela

Aunque el televidente no lo asimile, el programa Los Unos y Los Otros plantea implícitamente la estructura clásica de cualquier telenovela cotidiana que podamos ver.El programa conducido por Oscar Gonzalez Oro está establecido como un talk show, o también como un reality, pero su columna vertebral es la de una telenovela.Apenas comenzada la emisión, se plantea una situación ‘X’:  ya sea un familiar con una problemática específica, o alguien que se encuentra perdido, hasta una colecta solidaria a favor a alguna organización. La presentación de la situación del día se prolonga durante unos minutos, para que el televidente tenga una aproximación de lo que puede llegar a ocurrir durante la transmisión, y actuar así como el ‘gancho’ que atrape al mismo.Es finalizado el planteo cuando generalmente es el turno del momento de quiebre: el llamado de un televidente diciendo que vio a la persona que se encuentra pérdida, la complicación de un factor hasta el momento impensado, y demás sucesos que cambian totalmente el hecho que se venía tratando. Cuando ocurre esto, el programa parece acelerarse y tomar un ritmo vertiginoso, lo que hace que el mismo conductor adopte esa postura. Oscar González Oro comienza a pedir entonces que, por ejemplo, se llame a la policía, o a defensa civil, o al organismo correspondiente, según el caso. Comienza una carrera contra el tiempo, y así mismo contra la finalización de la emisión: si hay una persona perdida y hay un indicio, hay que encontrarla para así cerrar el ciclo; si alguien busca a su pariente perdido, y hay una prueba de ADN por descubrirse, hay que develarla; y darle el final correspondiente a la historia. Es exacto el paralelismo con las novelas transmitidas hoy en día: en cierto punto del capítulo hay un punto de desequilibrio, y los personajes deben desarrollar acciones para que todo vuelva a equilibrarse, o no.El final o desenlace de cada emisión tiene que resolver lo planteado, o al menos dejar una puerta abierta para seguir tratando el caso en el día siguiente. Aún así, y obedeciendo a la estructura dramática clásica, una vez transcurrida la hora y media de programa hay una transformación en la persona que protagonizó la historia, que no tiene vuelta atrás. O se encontró a la persona desaparecida, en algunos casos, o la juntada benéfica tuvo éxito, o la persona encontró a su pariente perdido. Un reality show que se asemeja a típico episodio de una telenovela, una estrategia que funciona desde que comenzó la conducción de Oscar González Oro, a comienzos de éste año.

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