martes, 6 de marzo de 2012

El nuevo idolo humano

Alto, musculoso y simpático, pero alejado del modelo más prototípico de galán de telenovela que siempre abunda en la televisión. Sebastián Estevanez se gana el público femenino todas las noches con su sencillez, su carisma y el registro popular de pibe de barrio. En la piel de Marcos, Estevanez interpreta a un hombre común, un tipo trabajador que se deja llevar por sus sentimientos y mantiene los códigos intactos de caballero. Ése es uno de los rasgos que lo que lo delatan como seductor absoluto y galán indiscutido de Dulce Amor. Como todo héroe de telenovela, su personaje se ve abatido por su antagonista, el villanísimo Lorenzo (Segundo Cernadas) que capítulo a capítulo busca destruir a este “analfabeto” que se gana la simpatía de todos los que lo rodean con “malos modales” y comentarios sin filtro. Así, todo lo que desde la mirada de Lorenzo podrían ser defectos, Marcos los da vuelta y los transforma en encantos. Ésa es la clave de Marcos: no es perfecto. La idea de buscar la identificación con un personaje “humano” no es nueva. En los últimos años, la tele se plagó se galanes “rústicos”: Miguel Ángel Rodríguez como encargado de edificio en la piel Beto Baldéz en Por amor a vos, Osvaldo Laport con su Guido Guevara en Campeones, Dady Brieva como sodero que lograba conquistar a Andrea del Boca en El sodero de mi vida y el año pasado, Tito Speranza, ex guardaespaldas de Ricardo Fort, se elevó a galán de la mano de Marcelo Tinelli. Está claro que la tele no va a deshacerse de los héroes todopoderosos, carilindos y ampulosos. Pero sí es cierto que ultimamente se ven todos más humanos, y Estevanéz como tipo simple, humilde y tosco, lo viene confirmando cada noche en su exitoso Dulce Amor.

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